Seguidores

viernes, 15 de abril de 2022

Las cucarachas intergalácticas y el Armagedón nuclear

Llegaron un día cualquiera, pero seguro no fue domingo porque ellas eran de guardar las fiestas.

Hacía mucho tiempo que no venían…desde el Cámbrico. Que el cuidado de las crías, los negocios, la vida de club social con tintes de secta, que la vida de secta con tintes de club social, etc… las había tenido muy ocupadas. Ya saben, el mismo tipo de cosas que aquí mantiene a mucha gente ajetreada.

Lo primero que hicieron al llegar fue buscar a sus parientes terrícolas y ponerse al corriente de la situación…la política mundial, las finanzas internacionales, el precio de las materias primas, el cambio climático, etc. Sus parientes les contaron de un grupo de humanos empecinados en la conquista del espacio como respuesta a los problemas de subsistencia de la raza humana en el planeta Tierra. Esta idea las cabreó. No iban a permitir que unos tontos humanos jodieran el resto del cosmos como lo habían hecho con su propio planeta. Decidieron entonces urdir un plan de intrigas entre los líderes de las potencias atómicas del mundo, poniéndolos a unos contra otros. Esto derivó en una escalada de las tensiones entre los países con armamento nuclear.

Unos días antes del inicio del Armagedón nuclear, las cucarachas intergalácticas partieron. Fue un día cualquiera, pero seguro no fue domingo, porque ellas eran de guardar las fiestas.

 

15/04/2023

lunes, 11 de abril de 2022

El viaje con ayahuasca

Llevaba algún tiempo viviendo en el pueblo y me había convertido en uno de ellos. Ya no era el arqueólogo gringo sino George o Jorge.

Ese día me levanté muy temprano. Por la noche tendría mi iniciación con la ayahuasca, con el chamán del pueblo.

A la noche, Lupita, una amiga que había intercedido ante el chamán por mí, me recogió en casa. Luego nos dirigimos a la casa del chamán, en las afueras del pueblo. La ceremonia se llevaría a cabo en el patio.

Luego de tomar la bebida, el chamán y Lupita, quien me acompañaba durante la ceremonia, cambiaron sus rostros, transformándose en antiguos indios manteños. Luego se sucedieron muchas visiones, unas que parecían tan reales.

En algún momento salí de la casa del chamán y me fui a la playa. Cuando llegué, vi lo que parecían dos pulpos de tamaño humano salir del agua y acercarse a mí.

-Hola, dijeron.

-Hola, respondí, sin salir del asombro por lo que estaba pasando a causa de la ayahuasca.

-Cálmate, dijo uno de ellos. No te haremos daño.

-Bueno, las visiones no lastiman, respondí.

-No entiendo, dijo uno de los pulpos.

-Olvídalo, dije, pensando en lo loco que era tener una conversación con una visión.

-Necesitamos conseguir un taller mecánico.

-¡Un taller mecánico! exclamé. ¿Por qué querrían un taller mecánico? pensé. Nunca me había imaginado que un viaje con ayahuasca hubiese sido tan raro.

-Sí, un taller mecánico. ¿Puedes decirnos dónde podemos encontrar uno?

-Bueno, a doscientos metros de aquí, dije haciendo un gesto con la mano señalando el camino al taller. Pero ahora es medianoche, está cerrado...

-Gracias, respondieron.

Y luego desaparecieron. Pero cuando estaba a punto de pensar en todo lo que había pasado en esos últimos minutos, volvieron a aparecer frente a mí.

-Gracias de nuevo por el dato, dijeron. Encontramos el repuesto que necesitábamos. Preguntando por ahí encontramos la casa del mecánico. Su esposa se quedó impactada al vernos, pero cuando salimos de su casa, borramos de su memoria todo lo relacionado con nuestra inesperada visita.

-Espera, dije. ¡Ustedes no son pulpos! ¡Ustedes son... extraterrestres!

-Pues así parece.

-¡Dios! grité. ¡Y pensé que eran una visión por la bebida que había bebido hace un rato!

-Bueno, no entendemos a qué te refieres con "bebida", pero sí, no somos de acá.

Yo no lo podía creer. Mientras estuve bajo los efectos de la ayahuasca había tenido contacto con extraterrestres, sin darme cuenta, y ahora se iban.

-Espera, les dije. Llévenme con ustedes.

-No tenemos ningún problema con eso, dijeron los alienígenas. Solo una cosa: somos vegetarianos.

-No hay problema, respondí. Al final, nadie me iba a extrañar. Mi única preocupación era quién prepararía el informe semestral del complejo arqueológico, para el Ministerio de Cultura.


por Sergio Palomeque